jueves, 22 de noviembre de 2007



En las comunidades más que en las ciudades, la actitud hacia los abuelos es de sumo respeto, son seres que gozan de gran prestigio por ser depositarias de un conocimiento tradicional y por haber recorrido un largo camino en la vida. Se les reconoce por las diversas funciones que tienen en su propio grupo; no sólo son especialistas en un cargo ritual sino que realizan una serie de actividades de importancia vital en la colectividad. Debemos reconocer cómo han cambiado las costumbres, viviendas, servicios públicos, el sistema de transporte; lugares, paisajes, formas de ver y vivir la vida.



Muestra de un cambio vertiginoso en nuestros días, es lo que se refleja en la organización política y la manera particular de asumir una postura por parte de nuestros abuelos. De la misma manera que la dinámica económica varia como la moneda misma; o el vaivén de la moda con su vestuario, bailes y música. Así, en el mundo de la informática, un campo de la ciencia poco descubierto por los adultos, se abren oportunidades para acceder a la nueva tecnología.



Tan es cierto, que l a gran diversidad de nuestro país tiene qué ver con las formas de transmitir la cultura y conformar la identidad nacional y familiar. Si todo cuanto se hacía en el México antiguo estaba ligado al sentido espiritual y religioso del mundo; el trabajo, la educación, el Estado, la medicina, hasta las guerras, tenían un sentido religioso. Hoy por hoy, podemos afirmar que una de las más importantes herencias que tenemos de nuestros abuelos, es precisamente el sentido místico y espiritual por la vida.



Ceremonias, rituales y fiestas de la localidad mantienen una cosmovisión integral tal, que es necesario preservarlas; e innegablemente, los abuelos hacen lo propio por mantenerlas, motivados por el sentido comunal, donde los intereses del colectivo están por encima de los individuales. A ello se debe que entre nosotros exista su sabiduría, misma que presenciamos en nuestros hogares. En el entendido de que ellos no nos educan bajo una instrucción formal, sino que lo hacen a través de sus consejos, considerados como una guía, formas de conducta y comportamiento que debemos continuar para heredar una civilización respetuosa por los otros, por la familia, por la sociedad, por la naturaleza misma, con el fin de armonizar todo lo que nos rodea.



“Los antiguos pobladores tenían dificultades para allegarse recipientes apropiados para transportar sus alimentos. Una puso la solución, al cortarla por la mitad e introducir en ella diferentes guisos. El uso de los guajes tiene un origen similar, aunque su finalidad fue transportar líquidos”.



Tradiciones que van perdiendo vigencia en la vida cotidiana de los mexicanos, es la tarea que tenemos ahora por recuperar; fiestas, ceremonias, rituales, labores artesanales, bailes, cantos, expresiones artísticas representativas de las diferentes regiones de México, que rescataremos a través de la vivencia de nuestros abuelos. Recurrimos a ellos por ser los conocedores más fieles y porque saben de las formas colectivas de recobrar la herencia nacional.
Realicemos ese viaje al pasado con nuestros abuelos; pídanle que sea un cronista de su propia historia, todo lo que recuerde de aquellos días en que como hoy ustedes, querían conocer el mundo, con sus tradiciones, costumbres, descubrimientos e innovaciones. Cuando estén listos escriban su crónica en el foro de discusión.



Un, dos, tres… Entre las actividades complementarias les sugerimos:
Uno: En compañía de sus abuelos, asistan a los eventos que se presentan en las Casas de Cultura. Observen las características de alguna de las ceremonias que se llevan a cabo en su localidad y comparen las prácticas realizadas. Y cuando sea posible, visiten un temascal y combatan el desgaste de energía que provoca kronos para disfrutar del tiempo de relajación que les ofrece kairos.
Dos: Después de la merienda, es un momento propicio para pedirles a los abuelos que relaten sus historias y disfruten juntos en el almohadón a la luz de la luna. No olviden observar los sentimientos que se despiertan en los abuelos.
Tres: Seleccionen las mejores historias de sus abuelos (lo cual será difícil, porque seguramente todas serán geniales) y formen una pequeña Antología; les sugerimos revisar estructuras, redacción y ortografía; para que la tradición oral no se pierda en el kronos.


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