jueves, 22 de noviembre de 2007

JUEGOS JUGETES Y RONDAS INFANTILES

El mayor autocontrol del que se es capaz cuando niño, se produce en el juego, porque jugar ayuda a resolver problemas y enfrentar la realidad, todo bajo una sustitución de roles que son cubiertos cuando jugamos a ser alguien, por ejemplo: un bombero, una policía, un vaquero, un soldado, una maestra; incluso, mamá o papá. Del mismo modo, aparentar ser travieso o desobediente sin temor a ser castigado, lo cual es una de las ventajas que ofrece el juego para quien lo practica.
Una forma didáctica de jugar cooperativamente permite comprometerse en organizaciones sociales complejas con las que se comparten metas comunes; obedecer por turnos, seguir reglas, entre otros aspectos.
Un periodista preguntó a la teóloga alemana Odrote Söle: ¿Cómo explicarías a un niño qué es la felicidad? No se lo explicaría –respondió- le daría un balón para que juegue.
A través del juego, los niños crean sus propias situaciones complicadas y ellos mismos las resuelven con imaginación, lo que facilita su desarrollo natural. Por ello, los sistemas educativos señalan que la versatilidad del juego, representa la ejecución de prácticas entretenidas en lo individual; y en el colectivo, brinda al niño mayores condiciones para la vivencia y convivencia de sus espacios afectivos, educativos y sociales.
Parte de la herencia generacional es el juego y a hora es el turno de los abuelos, porque ellos también han jugado y cantado como nosotros. En un de tin marín , los abuelos nos darán su opinión sobre las formas de convivir mediante el juego y su importancia. Pregunten a ellos a qué jugaban, cómo eran sus juguetes, qué canciones infantiles escuchaban y con cuáles bailaban y retozaban, cuáles eran las reglas de sus juegos preferidos. Obtengan todas sus respuestas de una forma divertida, es decir, poniéndolos en práctica junto con ellos, quienes nos comunicarán sus secretos - desde manejar autitos chocadores, hacer girar la pelota de básquet en un dedo, hasta construir un barco- lo que asombrará a los nietos.
¿Y por qué no? Es un buen pretexto, en un disparejo , invitemos a los abuelos a construir un juguete, que para elaborarlo pueden utilizar materiales fáciles de conseguir, podrán hacer una muñeca de trapo con retazos de tela, un trompo de madera, un carrito de cartón con llantas de corcholata, una matatena con huesos de chabacano, títeres con calcetines viejos, u otros; ya verán que por ingenio no pararán, porque a los abuelos se les ocurre de todo para hacer un juguete sensacional.
Inventar diferentes formas de jugar con ellos también es parte de la habilidad creativa que los niños ponen de manifiesto sin importar el lugar y la época. Lo cierto es que el juego con todas sus implicaciones, da muestra de coexistencia social y nuestros abuelos así lo hacen. Porque los niños jugando se hacen adultos y los adultos al jugar vuelven a ser un poco niños...
Revivir y compartir los ratos de diversión, ayuda a que nietos y abuelos redescubran formas de aprender juntos, a que se identifiquen mejor y pasen más tiempo sin aburrirse. Cuando se hayan divertido con sus abuelos, los invitamos a compartir la experiencia en el
foro de discusión.
Un, dos, tres… Entre las actividades complementarias les sugerimos:
Uno: Organizar un taller o clases abiertas, si esto fuera posible, para la elaboración de juguetes que los abuelos, que así lo deseen, puedan coordinar. Y entre todos podremos conformar un Catálogo de juegos .
Dos: Realizar exposiciones de juguetes, juegos, rondas y canciones para toda la comunidad escolar con el fin de reavivar su importancia colectiva.
Tres: Jugar el mayor tiempo posible con los abuelos; la improvisación logrará la mejor de las diversiones. Pueden montar una obra de teatro.

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