RETRATOS DE FAMILIA

Hablar en familia no sólo representa demostrar la firme educación que se adquiere en su seno, sino también la forma de convivencia humana que se da entre quienes la integran. Por ello, la familia mexicana es considerada la portadora de los valores más importantes para vivir, como: la unión, la honestidad, la solidaridad, el amor, el respeto y la tradición. De tal manera que la presencia física y espiritual de las personas en el hogar, con disponibilidad al diálogo y a la convivencia, permiten cultivar los valores en la persona misma, y por ende, estar en condiciones de transmitirlos y enseñarlos.
Nosotros contamos con una figura que ha cumplido su rol al pie de la letra, debido a sus largos caminos andados. En efecto, ¡Nuestros abuelos! Y si de ellos trataremos, ¿Cómo los caracterizamos? ¿Qué actividades han realizado a lo largo de sus vidas? ¿Cuáles son sus inquietudes, sus intereses, sus afectos y afectaciones? Mediante la descripción escrita podremos representar a las personas que tanto queremos, y así explicaremos sus distintas cualidades. Podemos decir tanto de ellos, porque cada uno es diferente del otro, con gustos y anhelos diversos.
¡Es hora de conocerlos mejor! Les proponemos platicar con ellos, descubrir los detalles que los personifican: física, emocional, situacional y profesionalmente; lo que compartiremos con la comunidad de Red Escolar. Escribamos el retrato de la abuela, del abuelo, o el de ambos ; los describiremos de acuerdo a su carácter, cualidades y características, sus intereses familiares, deportivos, laborales, sociales, políticos, entre otras cosas que los vinculan directamente a su familia.
Y ¿De qué otras maneras podemos retratar a los miembros de la familia?
“ Siento la inmensa dicha de haber nacido bajo la casa de los abuelos, expresión de la fuerza y el milagro familiar. Soy obra expresa del espíritu de mi tierra y de mi gente”.
Es curioso cómo se va perdiendo la tradición de retratarnos en familia, cuando por generaciones nos identifica como los que fuimos y los que somos; aporte de lo que conocemos de nosotros mismos.
Por lo general, los niños y jóvenes no se detienen mucho en saber eso de los parentescos, suelen tener ligeros recuerdos de los cumpleaños y de los parientes lejanos que todos tenemos. Cuando escuchamos hablar a los abuelos, siempre nos sorprenden, porque conocen y recuerdan a cada miembro, incluso a las amistades que han podido formar parte de la gran familia.
Desde el invento de la fotografía, grabar imágenes captadas por una lente es una actividad que todos hemos hecho en algún momento sin ser profesionales, o bien, alguien ha hecho por nosotros; un segundo momento que no podemos desaprovechar es pedirles a los abuelos que compartan sus álbumes fotográficos; de esta forma, reconoceremos a muchos de los familiares y amigos que indiscutiblemente han dejado un sentimiento afectivo en sus vidas.
En tanto, nuestro propio árbol genealógico, símbolo de vida y por tanto de la familia, nos unirá a sus raíces y sus ramas, si reconocemos en ellas a los ancestros y descendientes; forma simple, aunque por demás compleja, de ejemplificar el orden familiar. Así, en un tercer esfuerzo, soliciten a sus abuelos y/o familiares la información necesaria para reconstruir su árbol genealógico; pueden realizarlo en forma de lista, en ramas, un cuadro sinóptico o como lo decidan.
Un, dos, tres… Entre las actividades complementarias les sugerimos:
Uno: Elaborar un portarretrato al gusto, donde pueden colocar la descripción de los abuelos acompañada de su mejor fotografía, es un excelente obsequio para una ocasión especial; por ejemplo durante la convivencia al finalizar el proyecto.
Dos: Realizar una caricatura de los abuelos, donde se exageren, sólo un poco, los rasgos físicos y morales de los abuelos. ¡Verán qué divertido!
Tres: Realizar una cámara oscura, con la finalidad de conocer a la abuela de la cámara fotográfica. O bien, tomar fotografías de sus visitas, entrevistas a los abuelos y una Foto Familiar (la que podrán colocar en el portarretrato).