jueves, 22 de noviembre de 2007

Cuando una casa proporciona al visitante una cálida sensación, el tiempo que se permanece en ella puede parecer muy corto; sobre todo si existe algo interesante que ahí nos atrape, quizá sea el cuarto de televisión o la sala de estar, pero en el mejor de los casos encontramos una bodega, los almacenes, las vitrinas, las azoteas, el rincón de las herramientas, el jardín, en fin, todos los lugares que son especiales por tener el olor, la presencia, la esencia y el sello familiar de los abuelos.
Cada espacio es acondicionado por sus gustos y es lo que nos transmiten en su estar. El toque de frescor, la luz que recibe directamente del sol la mayor parte del día, la presencia de plantas naturales y centros de mesa… Sin embargo, en casa de los abuelos, también podemos encontrar objetos que ni siquiera sabemos qué son, cómo funcionan; es lo que podríamos llamar un verdadero museo de antigüedades , que acaso son mucho más valiosas y duraderas que los artículos actuales.
¿Se han preguntado cómo vivían nuestros abuelos sin tantos o ninguno de los aparatos que ahora se hacen necesarios para nuestras actividades diarias?
Les proponemos dar una vuelta por la casa de sus abuelos y pedirles una visita guiada con el fin de reconocer los diferentes espacios que conforman su hogar; así mismo, que muestren los objetos antiquísimos, todo aquello que no requiera de electricidad o que muy a su manera haya sido una innovación tecnológica. Algunos ya no funcionarán, otros sólo podrán ser recordados en fotografía, pero será interesante conocer cuáles fueron los espacios –aún los remodelados- y objetos, que han dado vida a la vida de los abuelos.
También pueden pedirles que les muestren los lugarcitos donde guardan cartas y recuerdos de su infancia. Siempre habrá alguna colección de estampillas, piedras de mar o caracolas, envolturas de chocolates, el ticket de entrada al cine –mudo- de su película favorita, una flor disecada, letras de canciones, poemas, cartas, recortes de periódicos y/o revistas para compartir.
¿Ya lo descubrieron? Entonces, ¿Qué hay en ese maravilloso museo en casa de los abuelos? Todo tiene un sentido especial, así que acérquense a ellos y cuando estén listos, escriban en el foro de discusión porqué se dice que los abuelos son unos anticuarios coleccionistas ; y expliquen cómo es que disfrutaron evocar esos momentos.
Con fotografías, periódicos pasados –en el que encuentren alguna fecha importante-, cartas, objetos de porcelana, aparatos antiguos, todo lo que forma parte de los recuerdos de los abuelos, en papel u objetos que pueden ser fotografiados, formen un catálogo del museo como un detalle para sus abuelos. Ustedes eligen la presentación.
Un, dos, tres… Entre las actividades complementarias les sugerimos:
Uno: ¿Cuál es el espacio de la casa que más les agrada a los abuelos, donde pasan la mayor parte de su tiempo y ocasionalmente lo comparten con sus nietos? Seleccionen uno preferido de los abuelos y realicen su reportaje para darlo a conocer a través del foro de discusión.
Dos: Al elaborar el catálogo del museo de sus abuelos, no olviden poner pies de foto a cada una de las imágenes que incluyan; y entre ellas, alguna nota complementaria que proporcione datos curiosos de lo que representa la casa familiar.
Tres: Tanto con sus catálogos como con algunos objetos que los abuelos les proporcionen, monten un pequeño museo para exponerlo a la comunidad escolar. Incluso, pueden comenzar una colección juntos.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio